lunes, 23 de octubre de 2017

Las bodas de antaño

Hace algunos años me llamo la atención la fotos de boda de mi abuelos, pues mi abuela estaba vestida de negro. Le pregunte a ella y me confirmo:
"Antes las mujeres que vestían el luto, también lo vestían en su boda. Pero también se casaban mujeres de blanco antes."
Recordando esto y con asesoramiento de mi abuela, decidí hacer un recorrido por la memoria de las bodas que tuvieron lugar en Mejorada hasta pasado los años 50 del siglo XX. Quizás las celebraciones variasen según cada casa pero por regla general seguían un rito parecido al que recogen los siguientes párrafos.

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Las bodas eran, son y seguirán siendo un acontecimiento de importancia en la vida social de los mejoreños. Por ello la entrada de hoy la he querido dedicar a forma de celebración las bodas de antes, que en muchos aspectos similares a las de ahora pero también con alguna que otra diferencia, y que duro hasta la mitad del siglo pasado más o menos.

La costumbre, bien arraigada a día de hoy con alguna excepción, era que se contrajeran nupcias en el pueblo de la novia, independientemente de donde fuera el novio (paisano o forastero), y también instalarse temporal o definitivamente en ese pueblo o como se dice popularmente 'poner la cama'. Y siempre por vía religiosa y sin posibilidad de divorcio, salvo situaciones puntuales.

El 'rito' comenzaba, unas semanas antes del día del casamiento, con la petición de mano o 'la compra de la novia'. En la que los familiares más allegados de los novios elegían a los padrinos de la boda y se repartían 'cucuruchos' (aperitivo que se componía de almendras, bizcocho y tostones).

Las bodas en sí duraban unos cuatro días y no eran muy multitudinarias.

En el primer día, víspera del enlace, se preparaban los animales -como gallinas, pollos, corderos, ovejas, etc.- y se cocinaba parte de los guisos -entre los que había cocido, cuchifrito, caldereta, cachuela, arroz con leche, etc.- que se servirían a los comensales en la jornada siguiente -el día del enlace también se cocinaban parte de los platos-. Además se acondicionaba el lugar de celebración de la boda. Y para alimentar a los cocineros, que en algunas ocasiones eran contratados por las familias más pudiente sino eran los familiares de los futuros cónyuges, se les servía asadura y sangre frita.

Los lugares de celebración de las nupcias solían ser en la casa de los novios o de algunos de sus familiares o en ‘El Frontón’ -ubicado en la confluencia de las actuales Avenida del Príncipe y Calle de los Mártires de Mejorada-.  

El segundo día era la boda, propiamente dicho, o 'día de la enhorabuena'. El acto se celebraba por la mañana. Al principio, los padrinos iban juntos a buscar a los prometidos, primero al novio y luego a la novia. Tras el enlace en la Iglesia, el nuevo matrimonio daba una vuelta por el pueblo en dirección al lugar donde se serviría el banquete y una vez allí se servía el desayuno -que se componía de chocolate y 'cucuruchos'-. Después, los invitados se deleitaban con las especialidades cocinadas y celebraban la alianza con cánticos y música hecha por ellos mismo. Y para finalizar la jornada, los novios disfrutaban de su 'noche de bodas'.

Durante el trascurso del tercer día, se seguía festejando el enlace y se aprovechaba la comida que en la anterior jornada sobró. Se hacían grandes cantidades de comida, haciendo honor al dicho: "más vale que sobre que no falte".

Y el último día o 'él del fregoteo', se limpiaban todos los 'cacharros' usados durante los días de antes y se adecentaba el lugar de la celebración. En Mejorada la costumbre era que los cubiertos los pusiesen las familias de ambos novios; sin embargo, en la vecina Segurilla cada uno de los invitados debía llevar su propio cubierto. Con esto se daba por finalizado el festejo matrimonial.








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