Hace algunos años me llamo la atención la fotos de boda de mi abuelos, pues mi abuela estaba vestida de negro. Le pregunte a ella y me confirmo:
"Antes las mujeres que vestían el luto, también lo vestían en su boda. Pero también se casaban mujeres de blanco antes."
Recordando esto y con asesoramiento de mi abuela, decidí hacer un recorrido por la memoria de las bodas que tuvieron lugar en Mejorada hasta pasado los años 50 del siglo XX. Quizás las celebraciones variasen según cada casa pero por regla general seguían un rito parecido al que recogen los siguientes párrafos.
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Las bodas eran, son y seguirán siendo un
acontecimiento de importancia en la vida social de los mejoreños. Por ello la
entrada de hoy la he querido dedicar a forma de celebración las bodas de antes,
que en muchos aspectos similares a las de ahora pero también con alguna que
otra diferencia, y que duro hasta la mitad del siglo pasado más o menos.
La costumbre, bien
arraigada a día de hoy con alguna excepción, era que se contrajeran nupcias en
el pueblo de la novia, independientemente de donde fuera el novio (paisano o
forastero), y también instalarse temporal o definitivamente en ese pueblo o
como se dice popularmente 'poner la cama'. Y siempre por vía religiosa y sin
posibilidad de divorcio, salvo situaciones puntuales.
El 'rito'
comenzaba, unas semanas antes del día del casamiento, con la petición de mano o
'la compra de la novia'. En la que los familiares más allegados de los novios
elegían a los padrinos de la boda y se repartían 'cucuruchos' (aperitivo que se
componía de almendras, bizcocho y tostones).
Las bodas en sí
duraban unos cuatro días y no eran muy multitudinarias.
En el primer día, víspera del enlace, se
preparaban los animales -como gallinas, pollos, corderos, ovejas, etc.- y se
cocinaba parte de los guisos -entre los que había cocido, cuchifrito,
caldereta, cachuela, arroz con leche, etc.- que se servirían a los comensales
en la jornada siguiente -el día del enlace también se cocinaban parte de los
platos-. Además se acondicionaba el lugar de celebración de la boda. Y para
alimentar a los cocineros, que en algunas ocasiones eran contratados por las
familias más pudiente sino eran los familiares de los futuros cónyuges, se les
servía asadura y sangre frita.
Los lugares de celebración de las nupcias
solían ser en la casa de los novios o de algunos de sus familiares o en ‘El
Frontón’ -ubicado en la confluencia de las actuales Avenida del Príncipe y
Calle de los Mártires de Mejorada-.
El segundo día era
la boda, propiamente dicho, o 'día de la enhorabuena'. El acto se celebraba por
la mañana. Al principio, los padrinos iban juntos a buscar a los prometidos,
primero al novio y luego a la novia. Tras el enlace en la Iglesia, el nuevo
matrimonio daba una vuelta por el pueblo en dirección al lugar donde se serviría
el banquete y una vez allí se servía el desayuno -que se componía de chocolate
y 'cucuruchos'-. Después, los invitados se deleitaban con las especialidades
cocinadas y celebraban la alianza con cánticos y música hecha por ellos mismo.
Y para finalizar la jornada, los novios disfrutaban de su 'noche de bodas'.
Durante el
trascurso del tercer día, se seguía festejando el enlace y se aprovechaba la
comida que en la anterior jornada sobró. Se hacían grandes cantidades de
comida, haciendo honor al dicho: "más vale que sobre que no falte".
Y el último día o
'él del fregoteo', se limpiaban todos los 'cacharros' usados durante los días
de antes y se adecentaba el lugar de la celebración. En Mejorada la costumbre
era que los cubiertos los pusiesen las familias de ambos novios; sin embargo,
en la vecina Segurilla cada uno de los invitados debía llevar su propio
cubierto. Con esto se daba por finalizado el festejo matrimonial.