jueves, 20 de septiembre de 2018

Mejorada (IV): La Memoria Histórica en las calles (I)

A finales de la década de los años 30 del siglo pasado España vivía uno de los episodios más devastadores de su historia: La Guerra Civil Española. Es por ello, y con ánimo de realzar la victoria del bando nacional, el régimen franquista decidió suprimir el nombre de varios de los componentes del callejero municipal de mucho pueblos, entre ellos Mejorada, y asignar un nuevo apelativo con momentos o personalidades de este episodio.

Corría el año 2007, y en sus días finales se publica la mediática Ley de Memoria Historia que, entre otras cosas, señalaba que se debía eliminar toda alegoría o simbología que hiciese referencia a La Guerra Civil Española y al Franquismo, con ello queda incluido el nombre de las calles.

Recordando la ultima frase de un antiguo post en el que recorríamos la evolución del nombre de las calles de nuestro pueblo: "¿Sufrirá nuestro callejero alguna variación más en el futuro? El tiempo lo dirá.", y tomando como referencia el acuerdo de Pleno del Ayuntamiento de Mejorada celebrado a finales de julio de 2017 se presenta una síntesis de la evolución de las calles que han sido objeto de modificación en su denominación:

Síntesis evolutiva de los nombres de las calles afectadas por la Memoria Histórica.
Fuente: Elaboración propia a partir de IGN, Google Maps y Pleno de Ayto. Mejorada 28/07/2017.

Tal y como se aprecia en la tabla anterior, la Calle del Rayo (en azul) vuelve a ser la misma. Sin embargo, el Recodo de la Fanela y la Calle de la Huerta (en naranja) cambian de nombre. Y al final de la tabla hay dos casos (en verde) de los que no se tiene dato en 1883.

Estos cambios han suscitado inquietud entre los mejoreños ya que no hace mucho recibieron una carta en la que se comunicaba el cambio de nombre de su calle. En es sentido es algo faenoso el cambiar todas las direcciones que por la nueva, sobretodo si el vecino que lo tiene que cambiar es ya mayor. Al fin y al cabo sólo se está haciendo cumplir la ley.

Pronto veremos los cambios de las placas de cerámica talaverana que nos indican en que calle estamos, por ahora solo nos queda esperar.

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Fuentes consultadas:
  1. Centro de Descargas del CNIG. Planos de Edificios (http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/buscadorCatalogo.do?codFamilia=PLEDI). [Consulta: 20/09/2018].
  2. Pleno de del Ayuntamiento de Mejorada del 28 de julio de 2017. (http://www.senado.es/web/expedientappendixblobservlet?legis=12&id1=117434&id2=1). [Consulta: 20/09/2018].
  3. Callejero de Mejorada en Google Maps. (https://www.google.es/maps/place/45622+Mejorada,+Toledo/@40.0093059,-4.8933293,15z/data=!3m1!4b1!4m5!3m4!1s0xd401ad05f8a6357:0x41b33e7036e92f09!8m2!3d40.0092529!4d-4.8857793). [Consulta: 20/09/2018].

lunes, 10 de septiembre de 2018

Muestra personal (II)

DON MATÍAS ARAGÓN GÓMEZ, ILUSTRE DOCTOR DE LA VILLA DE MEJORADA
(por Teófilo Aragón Gerónimo)


Recuerdo que mi abuelo Matías me contaba que pronto se quedó sin madre y hermano, Teresa y Julián creo que se llamaban, por culpa de la enfermedad azul y que su padre Roque, gran artesano del calzado, hizo lo que tuvo en su mano para criarle y costearle sus estudios de medicina en Madrid.

Al morir su padre, de unos fuertes dolores en el pecho, paso a vivir con su abuela Alfonsa en un caserón en la Calle de la Fragua, donde instaló su consultorio médico en el que atendía a todos sus vecinos. Pronto contrató a una moza del pueblo que había cursado alguna lección de enfermería en Talavera, su nombre era Sancha; a parte de enfermera hacía las labores propias de una secretaria. Al pasar tanto tiempo juntos en el consultorio se acabaron enamorando, y al poco se convirtió en mi abuela.

Tuvieron cinco hijos, de los cuales Adrián, mi padre, ocupaba el lugar central. Mayores que él eran dos hermanas, Avelina y Marina, y más pequeños que él los gemelos, Víctor y Carlos. Mi padre y mis tíos eran muy aficionados a la caza, pero el día de la montería de San Huberto -patrono de los cazadores- que anualmente se celebraba; mí tío Víctor tuvo un final que nadie esperaba, fue embestido por un viejo macareno al que acechaba, la bestia le dejo tal golpe en la cabeza que no volvió a levantarse del suelo. Un duro trance del que la familia nunca se recuperó del todo.

Mi abuelo siempre me contaba historias sobre su convivencia con los vecinos. Con la que más me reía, decía:

“Un día, Gervasio el carbonero, volvía al pueblo en estado de embriaguez por el camino de Segurilla. En su vuelta a Mejorada quedó enganchado a una zarza durante toda la noche hasta que mi abuelo de madrugada se topó con él en su camino al pueblo vecino para atender un parto. Al llegar a su altura le pregunto: ‘Buenos días Gervasio, ¿qué haces?’; y él le contestó: ‘Ipp… Hola don Mateo, ipp… aquí ando diciendo ipp… a este hombre ipp… que me tengo que ir a casa ipp… y el tío no quiere soltarme ipp… ¡Dígale usted algo! Por favor ipp…’”
Nuestras carcajadas, acompañaban de lágrimas de risa, nos duraban largos minutos y al final de las risas nos dolían los carrillos de todo el esfuerzo hecho.

Tras la vendimia del año que cumplí los quince, mi abuelo se convirtió en padre, ya que el hombre que me dio la vida fue aplastado por el mulo en que iba montado con la uva, tras un tropiezo del maldito animal. Mi abuelo ya había perdido a dos de sus cinco hijos.

Mis otros tres tíos jamás se casaron, por lo que yo era la alegría de la casona. Fue a partir de ese momento cuando mi abuelo comenzó a llevarme al consultorio y así nació mi curiosidad por la medicina de la que tanto había oído hablar en la familia.

Con dieciocho años, mi abuelo me mando con Tomás López Valbuena, un buen amigo suyo de Santander, para estudiar medicina. Allí estuve durante ocho años perfeccionando mi técnica hasta que un día antes de Pascua, llegó una carta en la que se recibí la fatal noticia de que Don Matías estaba postrado en su cama agonizante. Llegué lo más rápido que pude a la casona, pero él ya no conocía a nadie, estaba ausente y se asusto al verme. Al cabo de unas horas junto a su cama, me cogió la mano y balbuceó mi nombre. Yo, con los ojos cristalinos a punto de romper a llorar, le miré, volvió a murmurar mi nombre, exhaló su último aliento y nos dejó.

La pérdida de mi abuelo suscitó gran apenamiento entre los vecinos que el alcalde declaró dos días de luto oficial. Gracias a mí abuelo muchos de sus vecinos habían sobrevivido al brote de salmonela que diezmó a la población unos años atrás.

Ante tales acontecimientos, yo decidí continuar mi profesión tomando las riendas del legado de mi abuelo atendiendo su consultorio; lo que llevo haciendo hasta el día de hoy ayudado por mi hijo Leandro, que en un futuro se hará cargo él. Así espero.

Autor: Sergio Vázquez Cerro
Consurso: Certamen Literario Juan García de Toledo
Publicación: Libro de las Fiestas 2018, Mejorada (Toledo)

domingo, 11 de febrero de 2018

La Vaquilla (I): ¿pérdida de tradición?

"El aire de la villa de Mejorada olía a pólvora, los pájaros habían sido sustituidos por la cencerrada que los Quintos hacían en sus paseos por las calles y el estallido de la honda del vaquero ponía en alerta los mejoreños. La Vaquilla comenzaba ..."
La entradilla anterior podría ser un buen comienzo para una historia, pero la entrada de hoy no tiene tal objetivo sino hacer reflexionar a todos si una tradición de largo recorrido en la etnografía zorrera se está perdiendo de forma inevitable.

Ayer tuve de nuevo la oportunidad de disfrutar de una de las tradiciones del pueblo, La Vaquilla

Curiosamente que me llamo la atención el salto generacional que había desde la Quinta de 1997 hasta la de 2016, nada menos que 19 quitas, que ya es decir. Detrás de la Quinta del 2016 había un salto generacional de un año y se encontraban los Quintos de este año. Esta montaña rusa generacional se debe a la no participación de las demás quintas, una triste realidad que en los últimos años ha visto como estas quintas se iban descolgando del evento. También por lo que pude observar y lo que comente con alguno de los participantes, las quintas del año sólo participan en su momento y luego no repiten.

Está situación ha preguntarme:
  • ¿Anuncia el fin de esta larga tradición?
  • ¿Las quintas no repiten su participación por dejadez o por "no estar de moda"?
Personalmente, creo que sería una pena que esta tradición caiga en el olvido por simples estereotipos sociales y generacionales.

Participantes de La Vaquilla. Fuente: Sergio Vázquez Cerro (2018).